lunes, 4 de julio de 2011

El día del triplete

Por fin el ansiado (o no tanto) triplete de victorias llegó. Ernest debe estar contento porque no se cansó de repetirlo durante todo el fin de semana y, al final, tuvo razón. Cuestión de suerte, de estrategia o del buen hacer de nuestros pilotos, el caso es que ayer vencimos en las tres categorías y de buena manera. Un soberbio Nico Terol que volvió con su "dátil" prácticamente recién operado y dominó con autoridad en 125, un Marc cada día más grande que le aguantó a Bradl toda la carrera de Moto2 y un Lorenzo que supo ver que a Casey le fallaba algo en el momento justo.

Pero ahí no queda la cosa. Siete de los nueve primeros clasificados de la categoría pequeña, fueron españoles. Viñales, Faubel, Vázquez, Gadea, Salom y Moncayo. Hay cantera de sobra para asegurarnos más de estos en el futuro, sólo tienen que seguir en esa línea, que no se les suba a la cabeza el ganar o el ser conocidos, que luego todo se sabe. Pero, sobre todo, les hace falta tener buena moto. Eso es lo más importante.
Ya se ha visto, ni el rey puede vencer con un vespino (sin ánimo de ofender). Cuando la moto funciona, todo es más fácil pero cuando hay que andarla toqueteando para que vaya en condiciones... amigo, tenemos un problema. De ahí la importancia de las fábricas que, teóricamente, facilitan esa tarea de dar pasos adelante o atrás para lograr mejoras. Pero no todas las fábricas son iguales. En 2009, cuando se sabía que Álvaro sería piloto de MotoGP y los rumores hablaban de una Ducati con Aspar (en manos de Barberá y con resultados más que decentes) o del equipo oficial de Suzuki, yo eran de las que rezaban por la Ducati. Porque será más o menos difícil de llevar y poner a punto, pero corre y es buena. Suzuki siempre me dio miedo. Pavor. Porque llevaba años sin ganar. Porque, por más que luchaba, lograba a duras penas entrar en los puntos. Un dinosaurio con la experiencia de Capirex era un punto a favor frente a los muchos que pintaba la Ducati y el supuesto acuerdo de la fábrica con Aspar. Pero lo hecho, hecho está. Bautista se decantó por el equipo azul cielo, abandonó su rojo y a Aspar y lleva año y medio peleándose con una moto que parece funcionar sólo en condiciones óptimas. Me temo que lo de Silverstone fue un espejismo viendo cómo fue en Assen. Aunque, este fin de semana, cuando la pista estaba seca y el calor apretaba, en condiciones perfectas para ir en moto, algo le pasaba a la Suzuki. Algo que, según declaraciones del piloto, obligó a Álvaro a salvar varias caídas con el codo hasta que no pudo librar una salida cuando perdió el tren delantero en la curva 12. Nunca sabremos qué hubiera pasado de haber conseguido quedarse en el grupo que luchaba por la quinta plaza.
Que sirva de ejemplo, una fábrica tira, pero no lo es todo. Barberá o Abraham hacen resultados mejores que los de Valentino en muchas ocasiones con motos visiblemente inferiores a la del italiano. Para muestra, el botón que nos dejó ayer Héctor devolviéndole adelantamientos al piloto local.
Cantera tenemos, está claro y se hace más evidente viendo carreras del CEV. Los pequeños españoles dominan con las 125 y tienen tablas para soltar perlas como "Marc nunca ganó el Campeonato de España" (Álex Márquez tras caérse en Montmeló). Los más grandes llegan al mundial y se defienden perféctamente sobre las moto2. El futuro del motociclismo español está casi asegurado y augura muchos, muchísimos más tripletes como el que vimos ayer. Ya van diez en nuestra historia, el primero en el año 2003 en un Gran Premio de Francia que ganaron Pedrosa, Elías y Gibernau. Nuestro motociclismo está en forma y nuestros pilotos lo demuestran carrera a carrera. A algunos sólo les falta una miguita de suerte.

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